La Cinéfila puede ignorar las palomitas, pero estas no la olvidan

¡Queridos hijos del bongo celuloidal!

Tras AÑOS de ausencia he decidido volver a  este viejo blog de cine y retomar los escritos que aquí escupí en su momento. Luego de revisar las entradas pasadas me doy cuenta de un par de cosas: 1) No sé escribir dos carajos y 2), Amo escribir idioteces sorbe el séptimo arte.

Pienso escribir más sobre lo que me gusta y lo que espero y, aunque considero que nadie tiene que sufrir mis críticas villamelonas mafufas, encontrar otros cinéfilos con los cuales interactuar.

En las próximas semanas empezaré a escribir de nuevo y hasta considero volver a hacer el especial de terror ‘31 día para Día de Muertos’, pero como dijera Jack ‘El Destripador’,  vámonos por partes.

¿Por qué regresar a escribir en un blog que realmente nadie lee? Sepa  Dios. Es algo que tengo que hacer, una de las tantas deudas kármicas que mi alma cucha tiene con el universo.  El hecho de que a años de estar en hiatus siga teniendo 13 visitas diarias también ayuda.

El punto es que he roto la inmensidad de la página blanca y regreso hablar de un tema que realmente no conozco bien, pero que sin duda amo.

¿Qué sería de la Cinefila – su segura servilleta- sin Star Wars?, ¿cuáles serían mis crushes sin Tom Hiddleston, Michael Fassbender y James McAvoy? ¿Podría considerarme una auténtica geek hipstersosa si no pretendo tener una opinión más informada de algo pese a que a duras penas ubico dónde estoy de pie?

En las siguientes semanas y meses trataré de resolver estas y otras interrogantes inútiles de una mujer que encontró en la Diosa de Plata una manera de hacer frente a la vida diaria.

Sin más por el momento,  la Cinéfila está de regreso con más sarcasmo, enamoramientos y mucha mala leche acumulada.

Mientras decido sobre qué escribir primero, les dejo algo que todos debemos tener en nuestras computadoras: una foto de Tom Hiddleston.

Es por el bien de la humanidad.