lunes, 5 de febrero de 2007

Las guaridas








Había prometido hablar de los Monstruos de la Universal, pero por cuestiones personales he decido hablar de las guaridas del celuloide, ya que para mi, el mismo cine representa una forma de escape de la realidad (aquellos que como yo estudian Comunicación, olvidemos por un momento las teorías).

Mis amigos y yo tenemos un lugar al que siempre vamos. No es ni místico, ni mágico, vamos, ni siquiera es original. Es un VIPS cualquiera, al que cariñosamente llamamos el “De las fuentes” porque enfrente hay algunas. Ahí, cuando alguien tiene un problema lo resuelve con un café. Que si tenemos una junta de trabajo, unas papas, que si es domingo por la noche, unos bisquetes. En fin es nuestro refugio, donde salimos de las broncas de casa y creamos una comunidad perfecta donde el mejor acompañamiento para la amistad es un café tipo americano y unos cigarrillos.

Todo esto me hizo pensar en los antros del celuloide, donde los protagonistas encuentran un oasis en medio de la locura. Para mi los mejores son:

A) El Bar de Rick de Casablanca (1942). En Marruecos hay un oasis de paz para los exiliados en medio de un mundo consumido por la 2ª. Guerra Mundial, donde Rick se reencuentra con Ilsa, un viejo amor.

B) Korova Milk bar de Naranja Mecánica (A clockwork orange, 1970): En este lugar en algún punto de Inglaterra los drogos pueden beber leche especial para escaparse de una sociedad injusta y paradójica con una terapia de ultra violencia.


C) Kit kat club de Adiós Berlín (Cabaret, 1972): De Nuevo, un lugar donde el desfreno y la libertad se celebran antes de perderse en la Alemania Nazi. Un refugio donde antes del terror, hubo diversión.

D) El Estudio 54 de Studio 54 (1998): Ningún antro define mejor la frase “Sexo, drogas y Rock n’ Roll” como este lugar, lo único prohibido era el aburrimiento. Lugar donde lo mejor de lo mejor de Hollywood, la mafia y demás submundos encontraban un refugio a la rutina.

E) El Mulin Rouge de Amor en Rojo (Mulin Rouge, 2001): cortesanas, poetas, pintores, etc. En fin bohemios todos llamaron hogar a este cabaret / burdel donde el amor era para todos quienes podían pagarlo. Los ideales innegables del hombre, la belleza, la verdad, la libertad pero sobre todo el amor, nunca encontraron mejores soldados que los hijos de la revolución bohemia y jamás hubo mejor cuartel para ellos que el Molino Rojo.

F) El bar Saint Elmo’s Fire de El primer año del resto de nuestras vidas (St. Elmo’s
FIRE, 1985): este lugar es con el que más me identifico, pues es donde jóvenes de mi edad, se refugian después de la universidad y cuando empiezan a trabajar. Es el lugar que guarda sus anhelos y sus miedos, donde esperan a que sus vidas den comienzo. El brat pack soy yo, el brat pack son mis amigos, el brat pack son todos los que sean jóvenes de corazón.

Gracias a las guaridas celuloidales y a las de carne y hueso. Que sigan recibiendo a más prófugos del dolor.

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